28 de mayo de 2008
Ecos del Vive Latino 2008
Han pasado ya diez años desde el primer Vive Latino, celebrado entonces en noviembre de 1998 con toda la inexperiencia que implicaba entonces un evento de tales magnitudes. Eran apenas dos escenarios, con horarios que nunca se respetaron, un boleto que costaba 180 pesos por día y la apuesta promocional de la desaparecida estación Órbita 105.7.
Contemplado a la distancia, ya nadie discute que muchas cosas han cambiado. A finales de los noventa, la etiquetada “ola regia” junto con el ska y el hip hop en español entraban en el gusto de adolescentes, podría decirse, de clases media y baja. Hoy en día, el mal llamado “indie-rock” domina los carteles del festival, con el rescate de otros géneros como el surf, el metal hispano y la música electrónica, con un público que ya incluye sectores socioeconómicos más altos, al menos capaces de pagar casi 400 pesos sin problemas.
Por lo pronto, el festival en su novena edición reunió a gente con gustos musicales desiguales, tal vez marcada ya por las diferencias de edad, aunque con la misma convicción de cada año de asistir por el simple y soberano desmadre. Al menos eso fue lo que percibió su servidor el sábado, ya que el domingo me fue imposible asistir.
El regreso más esperado –después de cuatro años de ausencia– fue sin duda el de Santa Sabina, con la potente voz de Rita Guerrero, la guitarra precisa de Alejandro Ataola y el fino bajo de Poncho Figueroa quien atinó a decir: “gracias por soportar tanto marketing, tanto capitalismo”. Una lección de música para grupos nuevos de dudosa reputación tal como Panda, cobijado por sus seguidores, pero también atacado por vasos de cerveza voladores, en lo que pudo ser la crónica de una rechifla anunciada.
Cambio de look de Rita (foto: David Jaramillo). Rocco y sus eternos "clásicos" del álbum "El Circo" (foto: Juan Boites)
Un efímero reencuentro que ya se sospechaba días antes se concretó el sábado, cuando Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur –que según el cartel se presentarían por separado– saltaron al escenario para rapear palabrejas sexuales como en los mejores tiempos de Illia Kuriaky and The Valderramas...
El Haragán y Compañía engrasó con su rock urbano el ambiente un poco fresa que se respiraba en el Escenario Azul, tras las actuaciones de Dildo y Liquits, además de subir al entarimado a cuatro chicas mientras sonaba Muñequita Sintética. El debut de El Otro Yo en un Vive Latino mexicano duró muy poco, aunque lo suficiente para dejar satisfechos a sus seguidores aztecas que deben esperar meses para verlos, con todo y el vestido “contra el machismo” que portó el vocalista Christian Aldana.
¿Alguien sabe cómo le fue a Black Rebel Motorcycle Club, la carta anglosajona del festival? En mi caso, preferí disfrutar de Los Tres, con un set más completo del que presentaron en años pasados y que incluyó un cover del Jefe de Jefes de los Tigres del Norte (¿?). Y después... a bailar con Sussie 4, aunque con un audio no del todo bueno.
Por su parte, los amantes de la verdaderos guitarrazos rechazaron con metalero orgullo a los anteriores grupillos para dirigirse al Escenario Rojo, donde cerrarían Ágora y los Ángeles del Infierno. Y en el escenario principal, la despedida correría a cargo de Los Auténticos Decadentes (reconozco que jaló banda, aunque yo no sea fan) con invitados como un integrante de Todos Tus Muertos, pero sin más sorpresa que presumir.
¿Y del domingo? Poco qué decir puesto que sólo pude disfrutarlo por televisión. De lo rescatable: la divertida tocada de Tex-Tex (quien sustituyó a Los Piojos) la delirante ola humana que provocó el surf de Lost Acapulco (hasta un tipo en silla de ruedas en hombros alcancé a distinguir) así como la políticamente correcta (pero de flojera) petición de El Gran Silencio y Los Odio en contra de la agresión hacia los emos.
Una promesa llamada Yokosuna, aunque con una aparatosa caída del escenario
Pero bueno, qué mejor que la crónica de los que SÍ estuvieron presentes el segundo día. Por lo pronto, les dejo a su consideración las impresiones de Gustavo Silva, reportero de EL UNIVERSAL:
... como los grandes, La Maldita Vecindad y los Hijos del 5to patio provocó la euforia de los miles de asistentes al segundo y último día del festival, que se caracterizó por ensordecedores gritos que hicieron vibrar el Foro Sol, además de muy buen slam, muchas “chelas” y guerras de cartones de “todos contra todos”.
Todo esto, bajo el influjo de fuertes dosis de muy buena música a cargo de Babasónicos, quienes, por cierto, también se llevaron el día con su participación, al igual que Jarabe de Palo, dosis que una que otra adolescente aprovechó para permitirse, dentro de toda la adrenalina que se experimentaba en el lugar, mostrar sus respectivas “bubbis” al respetado público.
(* apunte del autor del blog: chale, a mi no me tocó ver ni una el sábado).
En voz de Adrián Dargelos, Babasónicos dio vida a temas como Putita, Carismático, El colmo, Yegua y Sin mi diablo. Uno de los momentos cumbre, fue cuando Dargelos invitó al escenario a Álvaro Henríquez, de Los Tres (de Chile) para interpretar Sol naranja.
En el lugar se encontraba Brenda, quien había llevado a su hermana Érika, una chica fan de esta agrupación, quien por primera vez se atrevió a dejar a su bebé en casa después de dar a luz hace siete meses. Emocionadas, festejaron el gran momento. (* apunte del autor del blog: después del disco Infame, Babasónicos compone pop para niñas, seamos honestos)
La Maldita hizo lo propio sobre el escenario con temas como Pata de perro, Pachuco y Kumbala, con la cual dio por terminada su participación, esto, a pesar de que alrededor de 30 mil personas pedían Solín. La banda también dio un adelanto de lo que será su próximo lanzamiento, al interpretar Crónicas marcianas.
Durante su actuación, Rocco, vocalista de la banda, aprovechó el espacio para manifestarse en favor de la paz. “Queremos un mundo en el que las fronteras no se construyan con muros, sino con puentes para poder cruzarlos de ida y de regreso”, expresó mientras miles de gritos se escuchaban y uno que otro aprovechaba el momento, y la hora –alrededor de las 20:00 horas– para “tomar por asalto” el cuerpo de su respectiva pareja”: Besos, más besos y mucho más...
Después de la exitosa presentación en el escenario principal (el Verde) de Babasónicos, el turno tocó a Panda. Sin embargo, en cuanto aparecieron frente a la concurrencia, inmediatamente ríos humanos se organizaron para desembocar en el escenario Rojo, pero principalmente en el Azul, donde Jarabe de Palo dio muestras de buena música.
Armando Vega-Gil exhorta a bailar "aunque parezcan pen...". Y un niño roquero en hombros (fotos: Juan Boites)
Nortec: Fusible+Bostich fue el encargado de clausurar el escenario Verde minutos antes de las 23:00 horas. Sin embargo, otra de las bandas que, incluso, provocó más entusiasmo fue Botellita de Jerez. (* apunte del autor del blog: los botellos ya peinan canas, pero eso sí, son tan cínicamente divertidos como siempre)...
Pero en fin... la mejor crónica la tienen ustedes, así que los invito a reconstruir el rompecabezas de lo que se vivió este fin de semana, ya sea con texto, fotos y hasta video insertos en sus respectivos post. También se vale desmentir una que otra descripción que detecten en el presente espacio con sus propias narraciones...
http://blogs.eluniversal.com.mx/rockandblog/
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